Segunda entrega del resumen alababarada del Primavera Sound.
En está entrega, conciertos destacables calificados de buenos a malos. Ni lo mejor ni lo decepcionante. Sabíamos qué íbamos a ver (más o menos), y esta es la opinión.
Mañana si hay tiempo, más.
WILCO Calificación: Bueno
Lo de Wilco me tiene como en tensión. Porque por una parte su espectáculo es perfecto, cristalino, lleno de belleza y matices. Rock americano, expuesto con elegancia y hermosas canciones. Y por otra, parece como matemático, con cada cosa en su sitio y sin posibilidad de desmelene. Como un manual de rock, como un maestro con sus lecciones bien aprendidas y muy, demasiado, ensayadas.
Por eso la sensación de mainstream de primera fue inevitable: voces perfectas, y extraordinarios juegos de guitarras áridas. Como Van Morrison pero con treinta años menos, lo que está muy bien, pero no sé si es bueno.
De que lo de Wilco es grande no me cabe la menor duda, y más aún tras verlo al fin en vivo, y no es que sea frío, es que tiene el alma como envasada al vacío. Si me aseguran que a Benicàssim viene borracho, no me lo pierdo. Será la hostia…
A.Q.
SONIC YOUTH Calificación: Bueno
De todas las recreaciones de álbumes clásicos e influyentes que este año ha ofrecido el Primavera Sound, sin duda la más merecida y necesaria ha sido este “Daydream Nation” de Sonic Youth, que en su momento supuso una auténtica renovación sonora de cuyas secuelas todavía vivimos. El álbum sigue siendo difícil y sofisticado, y aunque desde luego sonó menos novedoso, el pulso entre la distorsión y la emoción que ofrece sigue siendo indestructible. Y si además uno puede estar disfrutándolo tumbado en el césped y contemplando las estrellas, el momento es casi mágico.
El próximo año el “Psychocandy” de Jesus & Mary Chain, no pido más.
A.Q.
BUILT TO SPILL Calificación: Bueno
Nada conocía yo de estos antes de bajarme el “You in reverse” poco antes de ser confirmados para el Primavera. Y me conquistaron. Rock mezclado con folk y con americana, de una precisión, un preciosismo y una delicadeza que emociona. La lástima fue la hora a la que los programaron y el escenario. La hora porque a las 3:00 no se si es hora para degustar perfectamente la sutilidad de sus solos y armonías a base de guitarras limpias y voz sobria. Y el escenario, porque además de pequeño para un nombre tan grande (su disco fue elegido entre lo mejor del año en mil millones de medios), y, lo peor de todo, coleccionaba problemas de sonido, lo que es bastante inconcebible (e imperdonable) a esas alturas de festival, y con el tiempo para montar que hay entre concierto y concierto. Aún así, el escenario ATP tenía como ventaja las gradas (benditas gradas) que lo hacían cómodo, aunque algo más frío. Allí, arriba del todo, y mientras cuatro contentillos se dedicaban de pie a hacer air guitar entre el público sentado, los barbudos estos fueron mostrando sus cualidades y méritos ante el público primaveril. Si las partes cantadas eran buenas, las instrumentales llegaban a ser sublimes, con una maestría para juntar líneas melódicas con las guitarras realmente impresionantes. Escuchar «Goin’ against your mind» en directo bien justifica de por sí un concierto.
En sala deben ser para estar todo el rato con los pelos de punta. Allí, a esas horas, estuvo bien, bastante bien, pero también bastante frío.
M.N.
THE SMASHING PUMKINS Calificación: Regular-bueno.
Nunca he sido fan ni de este señor ni de su grupo, pero la curiosidad era grande por ver qué tal lo hace, en qué estado están, cómo será la nueva banda (de Smanshing Pumkins poco: el Corgan, el batería y dos copias malas del Iha y la Auf der Maur (que ya lo era de la D’Arcy)) Y bueno, una macrobanda de este tipo, americana además, no suele sonar mal, y si no hay nada que me llame más que ellos, pues los voy a ver. La expectación era máxima, seguramente fue el concierto que más gente “no primaveril”, y posiblemente “más gente en general” congregó a su alrededor. Gente más joven y con menos pose. Y más bailonga e histriónica, también.
Billy Corgan no decepcionó. Quiero decir que no sorprendió: su empacho de ego simplemente saliendo del escenario ya fue de órdago. Vestidos con túnicas blancas, él en medio (parecía un gigante al lado de los demás), con una bajista con la cabeza algo desproporcionada y bastante discreta, y un guitarra de rasgos orientales (sorpresa!) bastante justito también, más batería y teclista de vez en cuando. La escenografía, simple pero espectacular: una gran bandera en blanco y negro que ocupaba todo el escenario y pantallas horizontales de leds muy muy resultonas. Abrió el concierto con una canción nueva y a mi parecer muy mala. Revolution o algo así decía. Primera canción y primera demostración de ego por parte del Corgan: media hora de solo con ruiditos de todo tipo más aburridos que un solo de zambomba. En fin. Sonido atronador pero la voz se comía demasiado a los instrumentos. Después del mal comienzo, fue enmendando el concierto con temas anteriores a la separación, consiguiendo grandes momentos de éxtasis colectivo con el Tonight Tonight, Zero o Bullet with Butterfly Wings. Algo aceleradas para mi gusto, la verdad. Sobre tres cuartos de concierto nos fuimos porque poco más tenía que ofrecernos. Al momento de irnos sonó a lo lejos 1979, así que los fans se irían más contentos todavía.
En fin que ni frío ni calor, ni fu ni fa, no fue estupendo pero tampoco fue horrible. Y como espectáculo visual, seguramente el mejor del Primavera Sound, egos del calvo aparte.
JUSTICE
Calificación: Regular
Espectacular puesta en escena sobre un podium inmenso de amplificadores, etapas y aparatejos llenos de cables y lucecitas, y en el centro, una cruz cristiana cuyo sentido no entendí muy bien.
Por lo demás son como los Chemical Brothers, claro que diez años después de que estos nos sorprendieran. Saben manejar al público, controlan perfectamente todo cuanto sucede, y tienen un hit que por lo visto todavía da de sí. Ni más ni menos.
A.Q.
Calificación: Bueno
Nada que decir de sobre la puesta en escena. Era así. Así de espectacular para un live de electrónica (vamos, un ordenador y cuatro cacharritos). Se agradece que se cuiden estas cosas. Sobre la cruz, es el símbolo-nombre del disco. No se si irá la cosa por algo relacionado con Justicia Divina, pero vamos, está ahí por el disco.
Sobre el concierto… pues para mí poco más se le puede pedir a una presentación de un disco de electrónica pura y dura (de esas sin voz fija, sin canciones entendidas como tal y sí con mucho ritmo y sonidos salvajes). Un sonido limpio y contundente, las líneas de bajo típicas de estos franceses, y un juego con las canciones de maestro. Ahora quito esta, pongo otra pero recupero la otra, engaño poniendo un sampler de Klaxons para meter de golpe sobre él el “We are your friends”. Tampoco es original, pero efectivo es. Y hace bailar de sobra. Bueno, a algunos, porque por ahí… un poco muy frío el público. No se bien por qué, pero vamos, sin querer sonar a revanchista o a listillo, eso mismo lo hace en el FIB y se cae la carpa.
M.N.
EVRIPIDIS & HIS TRAGEDIES Calificación: Muy Malo
Lo siento pero esta vez no me la pegan. Evripidis es una mariquita poseída por sí misma, rodeada de un montón de amiguitas que le corean hasta la respiración, y le ríen todas las gracias. Musicalmente: pop con arreglos yeyés, y mucho lalalá sin fundamento. No me sorprendería que se convirtiera en un éxito entre la modernidad más pava. Al fin y al cabo son bastante mejores que Dorian.
A.Q.
Pues yo tengo que decir que Wilco me gustaron mucho pero, claro, mis expectativas eran nulas porque en disco me suelen aburrir. La verdad es que suenan perfecto, son como relojeros suizos! jajajaj Mira que es bueno ir a los conciertos con cero coma expectativas porque salvo que te salga un Evripidis por ahí, casi nunca sales defraudado.
Billy Corgham está transmutando en Carlos Jesús. Lo que yo os diga.
Lo dijo farrahfawcett el 06.06.2007 a las 20:04