Con la sintonía de la mítica serie curro Jiménez aparecían en el escenario Jota y sus nuevos secuaces ante una sala bastante llena pero sin agobios, la justa medida, algo impensable si estuvieramos hablando de su otro grupo. Era la oportunidad de seguir de cerquita a este personaje, que ya con la edad y los excesos, empieza a presentar un jetol de difícil configuración, cualquier día nos lo vemos en la campaña de publicidad de Loewe.
La formación, un batería que era una risa y 4 guitarras 4, 2 eléctricas, un bajo y una electro acústica, armamento suficiente para poner en funcionamiento esta nueva propuesta musical. Como ellos explican no es más que un canto al sur, un catálogo de seres y estares de su tierra, una propuesta, que porque no decirlo, no es sino una gran broma, una reunión de colegas haciendo lo que les apetece, riéndose de los topicazos de su tierra y haciendo temas de lo más banales y tontorrones, como «el once» que narra el trayecto de la línea 11 de su ciudad, la manera de descongestionarse de Jota de su otro grupo y sus líos contractuales. Como no podía ser de otra manera hicieron gala de este sentir sureño subiendo al escenario en un estado de resaca tonta, esa resaca del que tiene que volver a salir de fiesta esa misma noche, conviviendo con el ji-ji tontorrón y el «no poder con la vida«. Habían cambiado las cervezas por tazas de cafés en el escenario y Jota no paró de desperezarse y resollar durante toda la actuación. Pero pese a todo esto, no perdieron la cara a la actuación y pudimos ver a un Jota más risueño y accesible, con coña entre los músicos, algo que no podemos ver con los Planetas que parece que cada concierto vaya a ser el último y gracias
Durante 1 hora y 20 minutos hicieron un repaso a todo el disco más canciones que se pueden encontrar en alguna maqueta que circula por internet. Un sonido guitarrero que iba desde el country, folk al pop, por momentos la simbiosis entre Kiko Veneno y Los planetas. Todo ello cantado con un acentazo andaluz sin complejos, el acento y la voz de minipimmer de Jota, hacía a nuestros oidos más centrales que meridionales que pilláramos las letras con esfuerzo. El momento más chiripitifláutico fue el turno de «claro y Meridiano» en que la sala se convirtió en un tablao flamenco, todo el público dando palmas y Jota entonando esa sevillana del siglo 24 como dice él. Tampoco faltaron las versiones, llenando de ruido la sala con «Personalitá empírica» de Batiatto o la del mejor grupo de pop del universo conocido Vainica Doble, que recoge muy bien el concepto de este grupo…
De momento el repertorio no da para mucho, así que la actuación supo a poco, en el último bis volvieron con un tema que no conocía y me pareció absolutamente genial,ruidosa, guitarrera, franz ferdinandiana, la he descubierto en el e-mule, a muy baja calidad, con el nombre de Buho Reggae. Tras ésta, acabaron con la antes comentada «El once» que pese a no estar contenida en el disco todo el mundo la conocía… y es que la red va un paso por delante de las discográficas.
Lo dicho un concierto muy divertido, una broma bien hecha y sobre todo bien tocada las bromas así dan gusto, ahora esperar que este entusiasmo de Jota lo extienda al próximo disco con los planetas… no sé porqué, pero lo dudo.
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Lo dijo Gilbert Brazelton el 31.07.2020 a las 16:31