El domingo, sobre el papel, era el día más flojo. Una parte alta que apetecía cero (no tenemos veinte años, sigh) y demasiadas cosas muy trilladas, pero también una ventana a “lo nuevo”.
El primer gran momento del día fue RON GALLO. Y ya por él valió la pena ir hasta el recinto. El americano dio un recital de garaje-rock y de pericia instrumental, tocando la guitarra hasta con el pie de micro y dejándonos a todos con el pelo p’atrás. De dónde ha salido este? Todos los años en el cartel, gracias.
Seguimos con Declan McKenna, otro chiquillo de menos de 20 años que hace canciones y toca como si llevara toda la vida… y tuviera 40 años. Y Humongous es una de mis canciones favoritas del año. Su banda es muy joven y no está a la altura (todavía) del frontman, y él va un poco sobreactuado… pero también es su papel. Su música es pop de guitarras y teclados, muy teatral, cambiante, imprevisible… y hit tras hit. Se le augura un mañana esplendoroso, si no la caga pronto y se vuelve un plasta. De momento el disco tiene buena pinta (otro que aún no lo ha editado), y ya veremos dónde va el año que viene.
Solape mortal entre propuestas antagónicas. Por un lado, SLAVES demostrando que el rock o el punk aún pueden sonar peligrosos. Todo el escenario Visa era un gran pogo. Tienen actitud y buenos temas, y eso, consiguen sonar peligrosos. A ver por dónde siguen porque su propuesta de guitarra y “batería” no da mucho más de sí.. o sí. De momento, hay que verlos.
Y por otro, DUA LIPA, la nueva reina del pop comercial indie, si es que esto puede existir. Llenazo en la explanada del Las palmas, luces al aire y Be the one coreado por miles de gargantas. Otra que hay que plantearse su futuro. También parece destinada a letras grandes, no sabemos si de festivales tipo FIB o de otra cosa. Porque llega a público BBC1 y 40 principales. Lo cual no es malo, para nada.
Hay un hueco y tras cena decidimos acercarnos a ver a Love of Lesbian, antes de ir hasta Havalina. Realmente los hemos visto la friolera de una vez, y presentando el Cuentos chinos para niños del Japón (cuando molaban), pero su omnipresencia nos da pereza. Eso y el devaneo AOR de sus últimos discos. Pero nada, una escenografía cuidadísima, con pantallas, proyecciones, luces, comienzan con “Donde solíamos gritar”, y el escenario visa suena como no había sonado en todo el festival. Bien hay que reconocer que sacaron el mejor sonido a ese escenario, grandes sus técnicos. El concierto bien, público enfervorecido, sonidazo, Santi Balmes hace el payaso pero no se hace pesado (al menos al principio), y todo el mundo es feliz. Cuando cantan de las últimas, esas que duran como 10 minutos, menos, pero algún retorno al pasado es bien celebrado. John Boy, como es previsible, lleva el paroxismo a la explanada, y aquí sí que cantamos bien.
Nos vamos hasta la carpa FIB club a ver a Havalina, un grupo nada fácil de ver, y otra sorpresa agradable, le sacan el mejor sonido a ese escenario. Mira que es difícil hacerlo sonar bien, pero ellos hace que suene más que bien. Y potente. Nos dejamos llevar por sus atmósferas eléctricas un buen rato y sin duda hay ganas de verlos de verdad, en sala.
Pero es tiempo para The Blaze y aquí sí que no podemos hacer tarde. En nuestro listado de “hay que verlos” están ellos los primeros, y tenemos unas expectativas tan altas que raro es que no decepcionen. Al principio lo hacen, tocando la previa tras unas pantallas, con la gente sin saber qué hacer o donde mirar. Genialidad o timo? Son ellos o es un CD? Al terminar la canción, las dudas se disipan: las pantallas se mueven y dejan ver su interior. Ellos están allí, uno frente a otro, y ante una pila de sintes y maquinitas, y micros con efecto. Sorprende que son ellos los que cantan, no son samples, y nos dejamos llevar por su pila de bombos suaves y elegantes, totalmente made in france, sus canciones envolventes y las proyecciones sobre las cuatro pantallas que forman un cuadrado que nos acercan más a su universo (a sus videoclips). Poco público al principio, que van acudiendo a la llamada de los bits, y una sensación de haber visto allí algo grande, algo que será muy grande. Con dos EP’s publicados y 40 minutos de actuación, se queda todo el mundo a aplaudir. Es su tercer concierto de la historia y ya creemos que van a ser importantes. Todo mi dinero a que son letras medianas en festivales el año que viene. Temblad, Justice.
Tras el éxtasis electrónico nos acercamos hasta KASABIAN para ver que efectivamente son grupo de cal y de arena. La pasada vez fueron la cal, esta la arena. Nos suenan forzados, gritones, machirulos, aburridos. A la tercera nos vamos hacia KAYTRANADA y eso fue lo mejor del concierto de Kasabian: irse. Kaytranada por su parte nos metió en el cuerpo un nuevo subidón a base de temas propios y remixes (como de Solange), haciéndonos bailar a lo grande, mucho black power y mucho, claro que sí, bailoteo de enrollarse. La juventud sí que sabe.
Nos vamos hasta Crystal Fighters para ver qué tal, y además de empezar tarde, hacen el mismo concierto que la vez anterior, con la gente sabiendo qué va a pasar en todo momento, y sonando mal. Ya basta de burbuja Crystal Fighters por favor.
Menos mal que le damos un poco a la zapatilla con Pional y luego nos vamos hasta TIGA, nos escuchamos el bootleg de su Sunglasses at night mezclado con New Order, y decidimos que qué mejor momento para ponerle fin al FIB 2017.
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