Crónica por Acid Queen, Antoñita la Fantástica y Maiquel_Nait
Fotos por Mari_Lumix
El FIB 2010, como ya se ha dicho en miles de ocasiones, es el primero en realizarse bajo mando totalmente británico. Vince Power compró las acciones de Maraworld, y ahora es él es que manda. Él ya poseía un buen porcentaje de acciones desde hace tres años, por lo que tampoco se han visto grandes cambios con respecto a las últimas ediciones del Festival. Eso sí, cada vez la estructura del mismo y algunos detalles lo asemejan más a los Festivales que se realizan por las islas. Esto no tiene por qué ser siempre malo, pese a que nos ponga inmediatamente a la defensiva. Alguna de las decisiones que se han tomado este año y que acercan al FIB al concepto de Festival Británico, son, en cuanto al Festival musical en sí, el reparto de grandes nombres en los dos escenarios más importantes (así hemos visto a Goldfrapp, Echo & The Bunnymen o los nombres nacionales con más tirón, como The Sunday Drivers y Love of Lesbian en el Fiberfib), para que éstos consigan mejores horarios y la gente pueda repartirse, o la inclusión de “nombres pequeños” abriendo el Escenario Principal. Este año el Verde ha abierto a las 19:00 y ha incluído un nombre más a lo que había hecho desde hace ya varios años. Los dos primeros nombres han sido siempre de grupos que por tirón, espectáculo o propuesta en principio no les tocaría actuar en el escenario principal, pero que se les da la oportunidad como una especie de apuesta de futuro por parte del Festival, y para que todos los escenarios estén funcionando desde primera hora.
Pasemos a la crónica musical de lo que dio de sí la jornada de Viernes.
El Viernes se abrió con el concierto de los irlandeses Delorentos, frente a algo más de público que a la misma hora del jueves. Delorentos llevan ya varios discos a sus espaldas y algún fan de su tierra debería haber en el FIB. Su rock post-punkero bailable hizo dar las primeras palmas y saltos de la tarde bajo un sol de justicia. Se dejaron los grandes hits para el final, lógico, y «S.E.C.R.E.T.» dejó ver que habían dado en la diana con él. Nada nuevo bajo el sol, pero efectivos y agradables de escuchar fueron. Y repartieron discos al final, además.
De Delorentos fuimos rumbo al FIB Club a ver un ratillo a la Cola Jet Set, esta vez en formato ampliado, con banda y cuatro chicas de rojo a los micrófonos. Felipe Fresón repartiendo vítores al pop y al baile, y un conjunto de canciones puro pop (con versión en inglés incluída), repaso de los discos de la ColaJet, invitados sorpresa (no nos quedó muy claro quién era aquella chica) y versión final de “Al Amanecer” de los Fresones Rebeldes, aunque nosotros ya habíamos volado tras un rato divertido, agradable, pero un tanto empalagoso también.
El Verde se abrió esta vez con el cantautor escocés Fionn Regan. Además lo hizo a lo bruto, él solito con la guitarra, lo cual ya era como para estar de plantón ante él a plena solana. El tipo sin embargo se supo ganar a la audiencia con su voz, su forma de tocar la guitarra, y poco más adelante, con la presencia de bajo y batería para dar más cuerpo a las canciones, que además subieron de revoluciones. Tenía buena pinta pero los deberes mandan y teníamos a Alondra marcada en fosforito y hacia allí que nos fuimos.
Alondra Bentley brilló este año por partida doble. El jueves, como aperitivo tocó ella solita con su guitarrita en la carpa Jack Daniels en acústico, y avanzó parte de los temas que veríamos el viernes. Ya el viernes, rodeada por un fliscornista y de parte de la cuota valenciana del FIB (Chema Fuertes y Caio Bellveser, grandísimoss multiinstrumentistas) interpretaron muchos de los temas de Ashfield Avenue que conforman un preciosista recorrido por el folk americano. La delicada voz de Alondra encandiló a los Fibers, allí sentaditos y respetuosos delante del escenario. No faltaron “Dot, dot, dot”, “Something of my own”, “Sugarman”, “Sunglasses”, “I feel alive”… La verdad no sabemos con cuál quedarnos.
Tras el gran momento Alondra, volvimos a la tierra de nuevo y nos dirigimos hacia el Verde, a ver a uno de los nombres nacionales más esperados. De paso nos acercamos un momento para confirmar si JJ valían la pena más allá de sus discos, que sí lo hacen y mucho. Y nos encontramos con algo similar a lo esperado: la chica con la guitarra, cantando ella sola, poniendo bases con un Mac y tirando palante. Y de repente el chico saliendo de la nada, tocando un par de acordes y comiéndose a besos el pelo de su chica. Bien como performance, bien como hilo musical, infumable como concierto.
Todo lo contrario que los Triángulo de Amor Bizarro, definitivamente reconvertidos a cuarteto y repartiendo decibelios y macarrería a plena solana. Repasaron su nuevo disco “Año Santo” salpicándolo con perlitas de su primer largo. Canciones como “El himno de la bala”, “Nosotros somos los curanderos” o nuevas como “De la democracia a la atucracia” sonaron como bombas sónicas plenas de fuerza, melodía y sobretodo potencia. Los gallegos avisaron de que este iba a ser un concierto especial porque no les habían puesto límites de volumen y a buena fe que exprimieron el equipo del Verde, tirando de, como anunció Isa, punkarradas y jebi metal. La audiencia fue creciendo y soltándose poco a poco (ese solazo ayudaba poco a la creación de pogos) y hasta los guiris aplaudían y movían la cabeza aceleradamente. En absoluto se les quedó grande el escenario, y su apisonadora quedó como de los momentos rock del Festival sin duda. Fue como un río de agua viva.
Tras los TAB y pensando si todavía podríamos escuchar algo de lo que quedaba de Festival, nos dirigimos hacia el FiberFIB a ver a uno de los clásicos de la escena nacional.
Sr. Chinarro dejó atrás su última gira de canciones de su época Acuarela (anteriores a 2000) y tiró de grandes éxitos de la época post-2000. Yo habría preferido un mix de ambas fases, pero aún así disfruté como un enano del enorme cancionero de este señor, y de lo bien que suena y presenta en directo sus canciones. Con el bajista de Maga como miembro de la banda, unos arreglos más rockeros y las canciones ligeramente aceleradas, dio repaso a sus últimos 4 discos, dejando grandes momentos ante un público entregado (al menos en las primeras filas aquello era un karaoke). “Dos besugos”, “Los Ángeles”, la enorme y pasodoblera “Gitana” o “El Rayo Verde”, con la que acabaron, dejaron ver que Chinarro sigue en plena forma y que hay ganas de nuevo disco.
Mientras Sr.Chinarro tocaba en el escenario FiberFib, en la Jack Daniel’s programaron a Maga en acústico. Curioso porque como hemos dicho anteriormente, Javier Vega, bajista de Maga ejercía como tal en la banda de Chinarro que estaba justo entonces sobre el escenario. Una vez terminaron, nos fuimos corriendo a ver entonces en qué quedaba Maga en acústico o si es que el bajo tenía el don de la bilocación. Como esperábamos, en la carpa sólo estaba el cantante Miguel Rivera, con una guitarra, y ya estaba acabando. Aún así dio tiempo a escuchar algunos de sus temazos porque otra cosa no, pero Maga tiene canciones muy grandes y emocionantes pero sobre todo personales. Como digo apenas vimos 4 o 5 temas, entre ellos “Martes” y “Agosto esquimal” defendidos a la perfección con esa voz tan identificable que tiene Miguel Ángel. El broche de la actuación lo puso con una versión de mi canción preferida de Nueva Vulcano, “Te debo un baile”.
Grandísimo
Por otro lado otra parte de alababarada se acercaba hacia el Verde para ver una de las actuaciones más polémicas a priori, la del cantante de Strokes Julian Fernando Casablancas, como él mismo se presentó. El tirón Strokes se vio claramente, con una explanada prácticamente llena. Él lo debe saber, así como que su disco ha vendido tres copias en todo el mundo, así que decidió comenzar a lo grande con “Hard to Explain” y la gente se volvió loca, y se vieron carreras hacia el Verde que dejarían a Usain Bolt para las paralimpiadas. Tras este momento Strokes, tiró de lo mejor de su repertorio propio, con “Out of the Blue” y “11th Dimension” de tirón, haciendo vibrar al respetable y apartando dudas a porrillo. Julian se presentó como vocalista, con una gran banda detrás (este año han estado de moda las bandas numerosas), con doble percusión incluída, que daba un toque especial a las canciones, aunque a veces el sonido se enmarañaba un tanto, como sobreproducido. Acabó presentando prácticamente todo su disco en solitario, y regalando al FIB un “Reptilia” que hizo que más de un fan tocara el cielo.
No hay foto porque estaba aquello muy oscuro y han salido un churro. Mari Lumix Fail.
Reconozco que apenas conozco la carrera de Ilegales, y que me interesa más el personaje de Jorge Martínez que su obra. Por qué?, pues que porque es tan macarra que parece de coña. Pero como grupo pese a que no es nuestro rollo, hay que reconocer la influencia del grupo en todo el rock
nacional más afín a festivales como el ViñaRock. Así que ante la alternativa de un verde a reventar con Julian Casablancas me fuí a saciar mi curiosidad de ver rock español, digamos clásico, sonando en el FIB. Me sorprendió ver a muchísima gente y sobre todo a viejos rockeros
(evidentemente españoles), que seguramente habían ido sólo a verles, gozándola a lo grande. Entre el público ilustres como Sr. Chinarro o los TAB que no se querían perder el concierto especial en su gira de despedida, ya que los temas que tocaron habían sido elegidos por el público a
través de una web. Sonaron muy bien, rock duro, compactos, con buenos solos de guitarra y dieron de sobra la talla satisfaciendo a un público que coreaba muchas de las canciones. Jorge Ilegal no defraudó y lanzaba perlitas de rockero macarra entre canción y canción. Lo mejor, la gran despedida y el bis que hizo: volvió no para cantar, sino para zumbarse un ron con cola de un trago. Ilegales han muerto, larga vida a Ilegales.
Y tras la sobreproducción de Casablancas y el rock macarra de Ilegales, qué mejor que ir a un concierto sin guitarras eléctricas pero sí con banjos y demás instrumentos del folk americano clásico. Así que nos plantamos ante un FiberFIB a rebosar para ver el concierto de una de las bandas de moda en las islas británicas, Mumford & Sons.
No es fácil en un festival de estas características, contar con una banda de primer nivel que base sus creaciones en músicas tradicionales y de raíces. La banda de Marcus Mumford bebe del country y el bluegrass, y se acerca con respeto y fidelidad al rock tradicional, con tremendas armonías vocales, y un vigoroso entusiasmo en escena que les hace irresistibles. Mucho más potentes que en sus grabaciones, ofrecieron un concierto de factura impecable, que el público supo convertir en una gran fiesta donde se bailó y coreó el precioso repertorio que encabeza “Little Lion Man”, el tema que les dio a conocer. Espectacular “The Cave”, con banda y público entregados a un vértigo de guitarras, banjos y contrabajos, difícil de olvidar. Uno de esos conciertos que te absorben y convencen.
Un cuarto de hora más tarde que Mumford&Sons comenzaban Hot Chip, otro de los grandes nombres del Viernes. Así que de nuevo hubo que elegir, y algunos alababaderos nos acercamos al Verde a bailar con la banda de Alexis Taylor y compañía, que regresaban a España tras su paso por SOS murciano y Sónar barcelonés.
Y el en FIB, se volvieron a salir. Fue su concierto más largo, y además sonó de vicio. Comenzaron a lo grande con «I was a boy from School», y ya aquello se vino abajo, con todo el mundo bailando, gente a hombros (lo que pueden aguantar los guiris con alguien a hombros, madre mía, e incluso descalzos) y lluvia de litros en general. Tras ese hit del pasado, se dedicaron a repasar su nuevo disco, y como tenían slot de cabeza de cartel, y por lo tanto más de una hora de tiempo, pudieron tocar temazos que siempre se dejan en el tintero como ese medio tiempo que crece llamado “Brother” y que me encanta. Junto a estos temas más lentos, lanzaron toda su artillería, logrando que sudáramos a chorro durante “Over and Over” (la mayor locura del concierto), “I Feel Better”, “Hand me down your love”, “One life stand” (que nos hizo desear un calypso por encima de todas las cosas) o la mutada y adictiva “Ready for the Floor” con la que terminaron. La banda perfecta, entregada y multidisciplinar. El repertorio perfecto, demostrando que en el mundo del pop bailable o el electropop poca gente les puede hacer sombra, y el público dispuesto a pasárselo como nunca. Pues eso, conciertazo.
Y tras reponer líquidos (y más de uno buscar su chancla o una de su talla), nos fuimos en pleno subidón hacia el FiberFIB a ver a Goldfrapp.
Goldfrapp es de esos típicos nombres que cuando los confirman dices: ah, estos; antes molaban. Vamos que están un poco de capa caída, como dando palos de ciego y no sabes qué te vas a encontrar, y que te habría gustado verles, pero hace 5 años. Pero parece ser que eso ellos lo saben, y si además tienen una hora en un festival, lo manejan como maestros. Así que nos dieron el pan y el circo más exquisitos que nos pudieron dar. Toma hit tras hit y a ver si alguien tiene algo que decir en contra. Comenzaron con «Train«, y luego repaso a su trayectoria, con grandes momentos como “Uh la la”, el single de su último trabajo “Rocket” que sonó como un cohete (perdón) o el maravilloso y coreadísimo “Strict Machine”, más guitarrero y casi industrial que el original. La banda apareció con imagen ochentera, todos de riguroso plateado (pero plateado, plateado, nada de gris), y ella en plan diva, con un vestido de tiras de tela plateadas, y melena al viento (que soltaba el ventilador). No sería el mejor concierto del mundo ni el que más discos hará vender, pero desde luego fue de lo más divertido de este FIB. Todos los de «grupos en horas bajas» como este, por favor.
El momento no parar del Viernes (y eso que no había cartel) nos hizo correr casi sin tiempo a descansar hacia el Verde de nuevo, y llegar con los cabezas de cartel del día ya tocando desde hace un ratillo. Llenazo espectacular (como en las grandes citas) en la explanada, y Vampire Weekend haciendo sonar su particular rock saltarín de influencias africanas. La conclusión que se puede sacar tras más de media hora viéndolos, son dos: que no se les quedó grande el Escenario ni casi el tamaño de las letras, y que este es el año Vampire Weekend. Innegable. Sonaron de escándalo, hicieron bailar y cantar al público, y tienen repertorio para aguantar más de una hora sin aburrir o recurrir a las caras C y las versiones facilonas. Y algunas canciones (Cape Cod Kwasa Kwasa, A-Punk o Cousins, con esos punteos dobles a la velocidad de la luz) son hits como la copa de un pino. Su sonido es personal e identificable, pero todavía suena a cosas ya hechas, aunque ya intentan abrir nuevos caminos tanto por la parte pop como por una electrónica sutil y discreta. Terminaron con Horchata, un guiño a la tierra, aunque ellos la probaron en Mexico.
Cuando quedaba poco para que los neoyorkinos terminaran, presos de pura curiosidad, el grueso de alababarada se movió hacia el escenario pequeño para ver otro de los momentos más polémicos del cartel: Peter Hook tocando el Unknown Pleasures de Joy Division.
La idea chirriaba un poco, reconozcámoslo. Un Peter Hook definitivamente enemistado con Bernard Summer, tras la innecesaria resurrección de New Order, se enrola en la arriesgada misión de recuperar el mítico “Unknown Pleasures”. Cualquier cosa era posible ante semejante osadía. Pero no. Lo cierto es que aún nos cuesta cerrar la boca ante el asombro de una banda que supo sacar un sonido fiel al original, árido y oscuro, pero contundente y veraz. Hook ejerció de director y cantante (por cierto que estuvo muy a la altura en voz e interpretación), sin caer en ridículas imitaciones (no epilepsias, no miradas perdidas…), con su bajo en las manos (muy testimonial, ya que su banda incluía un solvente bajista), y unas ganas rabiosas de tapar bocas y ofrecer un gran espectáculo con la dosis justa de emotiva nostalgia. Y claro fue fantástico, porque los discos eternos suenan siempre modernos, y el público supo dejarse llevar para que ese momento mágico creciera y creciera hasta que en los bises, los Hook Division se marcaran sendos “Transmission” y “Love will tear us apart”, que inmediatamente se convirtieron en dos de los mejores instantes vividos en un FIB. Así de rotundo fue.
El momento Love will tear us apart nos dejó entre exhaustos y encantados, y todavía cantando el estribillo de la canción, miramos en el horario (impreso de casa, como debe ser) qué tocaba ver ahora. Teníamos en la agenda como plan B ver a Calvin Harris si lo de Peter Hook no nos convencía, pero al final nos quedamos sin ver (de nuevo) a Harris y su banda (vimos una canción de lejos, ciertamente) y nos fuimos directamente hacia el Verde a ver a Dj Shadow, que volvía al FIB y muchos aún no lo habíamos visto.
Llegamos con el concierto recién empezado y flipamos con la escenografía: Una pantalla que ocupaba gran parte del escenario, y delante una esfera blanca donde se proyectaban videos y juegos visuales, mientras Dj Shadow, dentro de ella, se dedicaba a scratchear y soltar loops de hip hop abstracto a porrillo. Tanto lo que sonaba como el espectáculo visual nos dejaron boquiabiertos, con ráfagas desde dub para balancearse discretamente a drum and bass que conseguían crear un ambiente rave en el verde, y proyecciones que hacían girar, mágicamente, la esfera que teníamos delante, o nos dejaban entrever a trasluz al Dj y lo hacían girar sobre sí mismo. De vez en cuando, al terminar un bloque de canciones, la esfera giraba dejando ver su interior y a su habitante, que amablemente saludó, anunció que era la tercera vez que visitaba el festival, y nos presentó dos canciones nuevas, a medio camino entre el dub, el hip hop y el d’n’b. El ambiente se fue calentando, con mucha gente sacando fuerzas de a saber donde para seguir bailando, pero claro, el final con “Organ Donor” a todo volumen fue el acabose, con miles de brazos al cielo y saltos acompasados de los de quedar bonito en el video.
Y tras ese momento darlo todo y el posterior mode exhausted on, alababarada se retiró a sus aposentos, tras ojear, ligeramente, tanto a Boys Noize metiendo tralla y sembrando la locura, y a la Noche Haçienda con ritmos y sonidos ácidos para conseguir otro tipo de locura.
Dos días por delante, mejor descansar y echar el resto más adelante.
En breve crónica del sábado.
Best view in the town !
Lo dijo 안전토토 el 31.07.2020 a las 15:09